3 poemas de Julio Barco
Con(c)ierto
Oh aquí va de nuevo mi voz
La suelto nervioso entre los mercados y bajo el sol comprendo claramente todo.
¡Hablo! ¡Me digo! ¡Y soy!
Vivo apretujando flores en el Paraíso.
Aquí, yo, el inmenso y ojeroso animal, soy el impetuoso
concierto de la época, el gruñido sideral de la especie
¡Yo soy este rock todavía fresco que despierta
entre los terrales abandonados!
Avisad a la especie que existo y nazco a cada hora.
Fluir en mis sienes y arterias y venas y sed mi luz.
Mi luz, los pajaritos que la embalsaman, la sílaba
que zurce mi furioso deseo de amar. Y busco y prolongo el gozo.
Sed de cuerpos, sed de avenidas, sed de canciones,
sed de eras, sed de signos, sed de agua fluvial, sed de ser,
sed de sed.
Soy este sol clavado en la lengua de los ciegos
Iluminado y ahíto, voy con la inmensidad.
Aprendí a gemir en lo vasto, aprendí a ser yo
en la tempestad y el fuego es mi elemento.
Yo, el alto muchacho, desprecio la vileza de la época, y
limpio los insultos sobre la condición humana.
Abajo las cadenas que atan la lengua a la mecánica
artera de la lengua, abajo las posturas de los intelectuales
y castos
¡Arriba los lenguajes como galaxias!
¡Arriba los animales atados a su vorágine!
¡Arriba los conciertos de animales puros!
¡Mi Yo es un Espacio Plano donde mi mente tirita!
¡Arriba la velocidad fresca de los animales impertérritos!
Alejaos Minas que revientan la tierra y la especie,
flora, fauna magmática que nace allá donde el horizonte es un alce marchito.
Y libidinosas abejas hilan la flora.
Alejaos viles, lánguidos, energúmenos mercachifles.
Morir Empresas que destruyen corazones
y enajenan la vida, el respirar, el ardor de los niños.
Quiero Empresas de vida, quiero largas e infinitas corporaciones que prolonguen la existencia.
Yo, tengo el hacha de Zeus y arremeto contra vosotros.
¿Han oído acaso a la inmortalidad cantando crepúsculos?
Oíd mi voz marina. Proteged la semilla en los niños,
Dad bondad a los árboles, vivir en el cielo de otro cuerpo,
ser inexorable río y catarata y tumba.
Yo soy el guardián de los ríos infinitos.
Heme total y asquerosamente limpio en el itinerario de mi ser.
Soy una flor blanca recién cortada dibujando el paisaje.
Mi risa es la de un niño que juega con el universo.
Deseo todo y todo lo deseo en su intenso volumen.
Cada galaxia que nace repite mi eje de viento.
Esconded sus lenguas nimias; ocultad, su sombra rala;
Perder, la inocencia parca; alejad de mis ojos, su ignorancias y miedos.
Quiero ver la vida frente a mí.
Atrás queda mi casa y las esperanzas de fundar la lengua.
Voy saboreando tiernamente caminos.
Mis amigos son estos locos que andan perdidos
y que no poseen talento.
Mis hermanos son todos los artistas que
luchan y escriben su propio teorema.
Yo fundo mis ojos en lo vasto de la Nausea.
Mis hermanos son todos los que resisten el tedio y la sal de la época.
Necesito de la frescura del instante donde ser es fluidez
que abre los frutos. Quiero dar abrazos, besar las palabras
que furiosamente pronuncio.
La paz y la furia, el canto y la armonía, el concierto y el caos, son mis ojos.
¿Acaso crees que te olvido porque nos separan los caminos?
Me pierdo en la estridencia de la época.
Cuartos y conciertos son las flores de mi mente.
Vivo en el viejo corazón de la historia. Y tiemblo
Y soy la desgracia de los amantes y soy
el anochecer donde la tristeza es una chalina enroscada en tu cuello.
Y soy una galaxia de símbolos, calles, rictus, palacios y flores.
Soy una película triste e idiota. No poseo nada especial en mí.
¿Qué amar cuando las lentejas se cocinan en
el atardecer y la adolescencia es un árbol sin hojas que llora?
Yo sé de mi tristeza en estos terrales
donde nada más que los trenes cortan el aliento. Y grito
¡Arriba los vigores perdidos, las causas errantes, lo ilimitado de los seres!
¡Arriba el tiempo y los subterfugios y la piel!
Bendita seas, Tú, entre todas las mujeres, y bendito
sea tu vientre, de flor en flor, habitando en la luz,
Abeja Noche
Abeja Reina
Bendita sea tu mente, en el cristal del lenguaje, como
mariposa de humo o estepa o cuerda o sandía.
¿Sabes qué? Al diablo con todo, se mi mujer
y seré tu hombre e iremos tocando la guitarra por los caminos.
Me gustaría enamorarte entre carpas y playas
Y beber y gemir a tu lado mirando el horizonte sencillamente.
Hay locura, canciones y conciertos, calles y virus
en este instante donde cruzo como el alba mis cuadernos.
Y ahora toco tu mano, mientras, miramos como el sol
-cual durazno gigante- se funde entre el cielo y el mar.
[Inédito]
Ebullición de los cuerpos
No sé si yazco enfermo de multitud o desquiciado en mis ojos. Es domingo y yo fundo mi cuerpo en el asfalto/ graznido/de la luz que mueve como fuelle / la espuma que son los cuerpos / es domingo. Idioma natural de mi sapiencia: me interno/al universo/ mojado y grandilocuente/ salí de un cuerpo y crearé otro/ Me doy a las cosas / con mis no obstante y / mi vigor animal/ calles por donde moro/Morar es llevar una tenue luz entre las manos/ limpieza del día es convulsionar para ti / he dejado/cuerpos como flores y caigo en los días/con mi propia luz / y nada es otra gloria/que nosotros 2 / es decir/ 2 o 3 o mil cuerpos/ Es domingo. Intento no golpearme contra mi mente/resquebrajada como los vidrios cobrizos/ me persigue la infancia como una niña desnuda bebiendo una chata de ron en el parque/ Y yazco en una forma que será otro forma/ Maldita las calles que no me llevan a ti / Nada será tan puro como estar a tu lado y entrar a tu cuerpo para salir siendo 4 o 5/ olor a huevos recién frito y agujero en el corazón/ ayer un auto se incendió en el puente Trujillo/ en los hoteles de Puente Nuevo te desnudas y cierras los ojos/ sopa caliente y calles frías/ yo fundo los cuerpos en los centros comerciales/ en el bullicio de los compradores agitados frenéticos de pollo frito/ en el albur de los vendedores de chatarra/ en la flacura de los niños/ yo me distribuyo…
[Inédito]
Los cuerpos se sueñan
Amigos, está pobre el suelo, semillas en abundancia debemos
Arrojar, para que se nos den cosechas siquiera modestas
Novalis
un sueño apenas esbozado
por la convulsión de la humedad
Y la humedad es un lenguaje, la música que sueño.
Sueño la música de mi época
mientras buscamos desnudarnos en algún hotel de Lima.
Y somos grafitis de dioses y gatos en las viejas y herrumbrosas paredes de los cementerios.
Aquí no crecen más semillas que las de la mezquindad y el hartazgo.
En las herrumbrosas paredes yo comprendí que seguiría tu nerviosa
manera de andar.
Comprendí que sin embargo siempre andaría solo.
Delicados edificios donde te encuentras ahora que yo soy un
indómito movimiento de ojos.
Humildad, me piden los idiotas.
Y nadie a conocido el amor que te doy.
La canto, la digo, la repito, la manifiesto en mí.
Y yo soy un lugar destinado al canto.
Hay moscas en mi casa y parques cerca.
Hay niñas tranquilas con huesos demasiado descarnados.
Y canciones que nos guían al frenesí.
No tenemos salida no tenemos otra época salvo
abrazarnos ahora que somos fuego ahora que
latimos entre las plumas de rencor
y las avenidas verdes apenas titilantes de llovizna
son mis ojos buscando tu delgadez.
Y yo ando, leo Trilce, leo Consejero del Lobo, leo
también mis ojos en esas lecturas
Y me cuido de todos los Virus.
Y mi cerebro son miles de sueños frescos abiertos a la vida.
Y deseo intranquilidad, sueño, delirio, esperanza.
Y Lima son algunos letreros ojerosos de anuncios.
Arañas, cable e hirsuto lenguaje de la humedad que cuartea los labios.
Son épocas de belleza y caos.
No somos parte del neoliberalismo y nuestros zapatos viejos
son también la respuesta a la época.
Como Rousseau, como Giotto, yo aúllo en la noche.
Verástegui, Heraud, Vallejo ardieron como hay que arder.
Balas líricas contra la época.
Abrimos libros de Onetti para borrar nuestro pesimismo.
Tenemos cama de palos.
Recobro la lucidez de Novalis y Hegel
es el níspero que pulcramente muerdo para besarte.
Y todo nos arrastra contra todo.
Y todo es todos contra todos.
Tenemos pensamientos que tienen sus propias coherencias.
La multitud nos aplasta, nos destroza la subjetividad.
Déjame tocar tu mano, déjame decirte algoritmos que
ardan silenciosamente en tu piel.
Martín Adán sigue bebiendo en el Cordano mientras
G. Rose anota un nuevo vals sobre la soledad de los viejos
patios donde llega el verano
Y aquí yo vi beber a mis patas y todos
fundamos el Nuevo Fuego.
Yo soy y seré la crítica.
Yo soy y seré la revolución.
Yo soy y seré el fuego.
Mis versos destruyen a miles de académicos escaldados por aclarar
la velocidad y estética retórica de las flores.
No respeto a nadie. Divago en la sombra
de los edificios. El poema termina.
Los cuerpos son tibios y se buscan.
Poemas largos en tiempos de iracunda estética.
Los cuerpos se multiplican.
Coherencia y bendición: no deseo nada más que mi canto.
Canto entre maniquíes y dibujo la música de mi época.
Mi mente me ilumina y en mi mente florecen las semillas.
Soy el ímpetu de los mares
La marea del caos de la época. Cuerpos y calles.
Todo es incendio. Nada termina y continuidad
es versar el ímpetu.
La noche sofoca a los cuerpos perdidos en el deliro de renacer.
Necesitamos un cambio y respiramos el alboroto
De nuestro delicado ser.
Yo con mis 28 años acuso a este mundo de degradar y enajenar
a los otros. Los poetas rebeldes de 1970
acaban de firmar su participación para trabajar en la Municipalidad de Lima.
Todo están solos; la poética que invento
Es tu cuerpo de coherencia soñada. Yo, 28 años, mi cuerpo
atrapado en el concierto de mil actos. Yo,
encarcelado en mi arte: calles, puentes, el Rímac
es un lenguaje agitado dentro de tu convulsión. The Doors
es un disco bullicio que suena en tus arterias. Soy el Dios
de mi arte. Y mi fuerza es vehemencia para
ojos idiotizados por el tecnicolor de la época. Odio lo banal.
Cuerpos y satélites persiguen el mismo compás
del viento. Y mi voz brotaba agitadamente de las calles
donde abortos y corrupción son alas tenuemente negras o sucias.
Delincuencia y tuberculosis.
No hay a dónde ir a las dos de la tarde.
Y mi verso creció indómito como crecen las plantas
salvajes en mi barrio.
Las estrellas son semillas que observamos bebiendo cerveza helada
desde los malecones de Lima.
Odio Lima, amo el cielo, tu cuerpo es un lugar, las calles,
mis ojos.
Busco respirar desesperadamente atrapado
en el gozo de mi ser.
Flacas aburridas esperan a sus novios
después de tráfico y algún café de dos soles.
Las cosas como son: aquí se roba y se trafica.
Aquí, Montalbetti y Marco Martos dicen quién es quién en el arte.
Bah, ¿sabrán que me duele la barriga al despertar
y que muero de angustia en Lima?
Estos son los años del viaje.
Golpeo y ataco lo plástico. Odio la hipocresía. Soy la luz
que brota de las semillas.
Mi tesis es un arcoíris dentro de ti mismo.
Estoy armando el canto de las semillas intensamente soñadas.
Mi contemplación no es Trilce ni estética de Lezama
explicando el ahora / (instante exhausto
que destruye todos los gozos) Y mi gozo es andar
en estas calles. Subir buses, bajar, andar, anotar
Mi Coherencia Soñada.
No hay reinos en este mundo salvo
la desnudez que poseemos en ciertos instantes.
¿Para qué la poesía en tiempos de crisis?
Para morder tus labios y soñar el nuevo fuego.
Hay una bala esperando por mí. Los teléfonos
vacíos. No hay a dónde ir.
La semilla tiembla en mis manos.
Miles de buses no pueden detener la música de mis sueños.
Somos los soñadores de la épica. No tenemos futuro
ni cuentas en el banco
salvo tal vez colores con los que inventar
los nuevos Lenguajes.
Pero tenemos arte nada parco para la estupidez generalizada.
Mi mente es una máquina creando luz.
[Del poemario Semillas Cósmicas]
BARCO ES UN POETA DE REGISTROS VERBALES OMNIMODOS.