Sí, fracasamos. Fracasamos todo el tiempo. Queremos decir y no podemos, está el indecible. La lengua madre se disuelve, ya no es mi madre (madre mía) sino una otredad sospechosa. Pero solo ahí se escribe: donde la palabra es insuficiente y fracasa. O al revés, de nuevo al revés: donde la palabra fracasa, y sucede la literatura.