Poemas de la poeta Nicaraguense Madeline Mendieta
Me preguntan
Me preguntan
¿Por qué escribo poemas tristes?
Me siento a la mesa
observo la vida
Dentro y fuera de las ventanas
Afuera
Una mujer grita desesperada
Mientras el cuerpo de su hijo reposa sobre su propia sangre
La guardia, fusil en mano observa
Un chavalo de unos 20 años es golpeado por una turba
Lo patean, lo insultan
La guardia, fusil en mano se hace de la vista gorda
Adentro
en las ventanas que me abren al mundo
Cuencas vacías por disparos
Bombas que estallan en hogares distantes
Mujeres que rayan monumentos
La guardia fusil en mano, vapulea
Dos niños pequeños se abrazan, se daban ya por muertos
Un adolescente en coma tiene a un país entero pidiendo que sobreviva
Sacerdotes condenados a 40 años de cárcel, por pedófilos
Las sesiones de indirectas entre diplomáticos de la OEA
Los miles de nómadas pidiendo auxilio en el exilio
Ataúdes, cuerpos extraviados,
pezones al aire libre clamando justicia,
Animales mutilados
Llanto, duelo
Comunicados vacíos, banderas clandestinas, máscaras
ocultando juventud
Política decrépita, palabras que no dicen nada
Lágrimas humedecen mi ropa
Asedio, tortura, balas, gritos
La guardia fusil en mano es igual en todas partes
Cierro las ventanas de mi casa y del mundo.
En mi culto al insomnio lo más irreverente que podría hacer
es escribir un poema de amor
para vos
que llegaste al final
de este lamento.
Aguas de Noviembre
No dejen que mi voz se apague
Denme agua para este vacío se llene a sorbos
No dejen que mi voz se duerma
Sacudan el polvo de mis raíces y el polen de mis ojos
Para que germine en cada uno de ustedes pequeños raptos de
rebeldía.
No dejen que mi voz sea expropiada
Ni que sea usurpada por duales plegarias que profanan la paz
de los sepulcros.
No dejen que mi voz enmudezca
Ni que flagele la verdad con frases terroristas, ni epítetos
denigrantes.
No dejen que mi voz fallezca en el intento de alzarla
Por cada garganta mutilada, por la sed de justicia y los
encarcelados cuerpos
Permitan
Que mi voz estalle
En los rostros que vierten lágrimas
Por los que llevan a cuestas el madero
En los crucificados de un país
Que convierte el agua en ímpetu
seremos cáliz de sangre nueva
Dejaremos de vagar por este desierto, sin oasis.
Paisaje Urbano
Las gentes
llenan las paradas
sin rutas
las rutas
sin rumbo
sin rumbo exacto
la gente
busca una ruta
una ruta que indique
dónde están.
Están las rutas
llenas de gente
la gente sin paradas
busca a donde ir
ir sin ruta
ni brújula
sin destino
el destino jugando
a la ruleta rusa
con el destino
de mi paisano urbano
La urbe
que se traga a sus hijos
por temor a ser comida por ellos
Ellos
que son los mismos
llenando las rutas
llenas de gente
la gente buscando paradas
buscando salida
sudando angustias
expeliendo amores
apretujados orgasmos
reprimiendo gritos
exudando olores
olores muertos
olores vivos
olores frescos
olores rancios
rancios rencores
rencores arrugados
arrugadas falanges
en los bolsillos vacíos
de estos argonautas
sin vellocino de oro.
Se busca
“Donde quiera que escudriña la mirada
Solo puedo ver los pálidos pantanos de la nada”
Alfonso Cortés.
Las paredes Blancas estrujan las venas
un pantano de cerámicas absorbe mis pies
el torniquete en mi estómago estrangula el hambre
este desértico laberinto edifica las ideas.Coagulan nervios, de trémulas lógicas
pasos inseguros en diagramas de flujos
inertes reportes, bálsamos de indicadores
El minotauro sediento me espera
vertical rugido emana
no escucho el batir, Dedalus, tus alas
el sol no derrite los fúnebres pasillos
Una brisa de tempestad
asoma al vértice absorbente del silencio
la estampida ignorante
opaca las palabras, vorágine gutural.
La galaxia abecedaria sucumbe
en páginas amarillas,
discurso de ofertas,
compra venta de ocasos.
Ariadna no encuentro tu hilo
suelta la carrucha, ¡suéltala!
Divago entre pilares oscuros
caligramas de cuentas corrientes
balances invertebrados del alma
Rasgando el cemento
se parten mis uñas, buscando salida
desvelo la noche rompiendo respuestas
¿Dónde estás Ariadna cuándo más te necesito?
Codependencia
Me embriago de ausencias
Pero que la soledad me baste
Dosificar las píldoras
Cada 2,4, 6 horas
Para que no se escape mi nombre
De mis labios
Inhalar los días por semanas
Acelerar el pulso
Las pupilas dilatadas de consumo
De basura cibernética
Aspirar audios
Exhalar frustraciones
Miedos
Rabia
Ira
Alojados en la boca del estómago
Las delgadas líneas
Delineando mi propia muerte
Tiemblan mis manos
Mi pecho
Acelero el vuelo
Emprendo viaje
Desdoblada
Dislocada
La columna de mi cuerpo
La quijada de mi rostro
Ahora soy una mujer de Picasso
Oblicua, triangular, fragmentada
Esperando ser comprada
En la próxima subasta.